El Día de Todos los Santos se celebra en España cada 1 de noviembre y en Mallorca, en particular, es una fecha muy especial, llena de tradiciones y pequeños rituales. Quizás el acto más visible de esta festividad sea la visita al cementerio, donde las familias depositan flores sobre sus seres queridos. Pero la celebración de la memoria y el cariño por quienes nos han dejado va más allá con numerosas costumbres locales.
La Nit de les Ànimes
En la víspera del Día de Todos los Santos, el 31 de octubre, los mallorquines celebran la Nit de les Ànimes (Noche de las Ánimas), una tradición ancestral que tiene algunas similitudes con Halloween, pero que se enfoca en el recuerdo de las almas de los seres queridos. Según las creencias, esta noche las almas de los difuntos regresan a sus hogares y se les deja un pequeño altar con velas, flores y algún que otro detalle como dulces o fruta para hacerles sentir bienvenidos. Aunque hoy en día esta tradición se vive de manera más simbólica, es una bonita forma de recordar a los que ya no están.
El misticismo del fuego
Como en muchas fiestas mallorquinas, el fuego no podía faltar en esta época del año. Para conmemorar la Nit de les Ànimes, varios municipios de la isla sacan a sus dimonis a las calles en los tradicionales correfocs. Estos espectáculos llenos de pólvora y llamas son la forma en que la cultura local incorpora un toque mágico y místico a la noche.
El rosario de chuches
Otro de los encantos de este día es el rosario de chuches o rosari ensucrat, un detalle que muchos niños y niñas de Mallorca esperan con ilusión. Consiste en regalar a los más pequeños un rosario hecho de dulces. En tiempos pasados, el rosario estaba hecho de frutas secas como higos, almendras y otros productos locales, pero con el tiempo, se ha adaptado a las nuevas generaciones, integrando golosinas modernas.
Buñuelos y panellets
El Día de Todos los Santos es, además, una invitación a saborear los frutos de otoño, como las castañas asadas, los panellets y los buñuelos. Estos últimos son particularmente populares en Mallorca, sobre todo en torno a la festividad de las “Verges” (el 21 de octubre), aunque se siguen disfrutando durante las semanas siguientes. Con su textura esponjosa, los buñuelos son un clásico de las meriendas familiares en esta época, al igual que los panellets, unas pequeñas bolas de mazapán elaboradas principalmente con una mezcla de almendra molida, azúcar, huevo y, en ocasiones, patata o boniato para darles una textura más suave y húmeda. Su exterior suele estar decorado con piñones.